En la zona semiárida la ausencia de fuentes de agua permanentes es un problema con el que deben luchar los samburu cada día. La población de Lulu decidió asentarse y abandonar sus costumbres nómadas para tener una vida más digna. Y lo hizo cerca del único río que tiene agua corriente todo el año, incluso en la época de sequía. El problema es que el ganado, las personas y los animales beben de la misma agua lo que provoca que muchos samburu enfermen y, en el peor de los casos, mueran. Por su parte, las mujeres son las encargadas de buscar y llevar el agua a sus hogares acarreándola en recipientes de 20 litros, haciendo jornadas a veces bastante largas y agotadoras. Además, los niños dejaban de ir a la escuela para ayudar a sus madres.